de 1962:
Bonet y Puig Torné, los arquitectos encargados de diseñar La Manga, finalizan el diseño del Plan Sur, o Plan de Marchamalo, en un limitado terreno de tan sólo seis kilómetros de largo.
Esta segunda fase se hacía necesaria hacerla antes como consecuencia de la imposibilidad de crear la proyectada carretera de acceso por el Norte, lo que hacía imprescindible urbanizar el primer tramo de La Manga conectándola con una…
“…espléndida autopista de cuatro vías de circunvalación que enlazará la playa de Lo Pagán con Cabo de Palos”.
Ambos arquitectos idearon enlazar Norte y Sur con un amplio espacio verde, justo en la separación de los municipios de Cartagena y San Javier en La Manga, donde pensaban construir un campo de golf y otro de equitación.
El country club, como así lo llamaron, tampoco llegó a materializarse pese a que se iniciaron débiles programas de repoblación forestal como el pequeño bosque que aún se conserva en la Cala del Pino.
Sin embargo, como veremos más adelante, el supuesto promotor encargado de la construcción del campo de golf, Gregory Peters, acabó prefiriendo crear un megacomplejo más ambicioso en las faldas de Atamaría.