de 1891
Manuel Pérez Lurbe firma un extenso y poético artículo sobre las características que rodean al faro de Cabo de Palos a finales del siglo XIX. Este es un extracto:
“…Cabo de Palos es a no dudar una de las más caprichosas puntas avanzadas que contornea el litoral de nuestro bello continente. Le une á éste una especie de istmo cuyos costados bañan apaciblemente las rizadas las de clara trasparencia que deja ver un lecho formado de finísima arena, de suave pendiente y tan estremadamente limpio, que hace las delicias con tan favorables condiciones de numerosas familias que en el verano acuden á gozar de la frescura de sus aguas…
…aunque pobre en agricultura, es rico y fecundo en dones con que parece haberse creado la naturaleza: virgen en gran parte, y sin que el arado haya abierto sus entrañas, un suelo se presenta cubierto de verde alfombra esmaltada profusamente de florecillas…
…Qué grata es allí la existencia: rodeado de fértil y hermoso césped; léjos del bullicio y turbulencia de los grandes centros de población; sin más compañero que el silencio que interrumpe tan solo el vuelo de las aves acuáticas; el eco repetido de las olas que rompen incesantemente en la orilla lamiendo su menuda arena y el pausado canto del pescado acompañado del crujir continuo de su frágil navecilla…!”