de 1931:
“El vecino de Cabo de Palos, don Antonio Briones Hernández, practicante de Rincón de San Ginés denunció a la guardia de esta cabecera al maestro nacional de dicho lugar don Miguel Arias por ejercer el intrusismo, poniendo inyecciones sin estar autorizado para ello y sin tener el correspondiente título de practicante o médico.
De la denuncia se dio conocimiento al Juzgado correspondiente.”
Ante la imposibilidad vecinal de contar con un practicante en el poblado debido a la denuncia, solicitaron una plaza al concejal del sexto distrito del Ayuntamiento de Cartagena, Diego Conesa. En mayo de 1934 aún no obtuvieron respuesta y empezaron a movilizarse: no entendían cómo la plaza fue adjudicada en julio de 1933, con dotación presupuestada, y aún no se había cubierto.
Conesa declaró en la sesión municipal del 16 de junio de 1934 que aún no se había procedido a cubrir la vacante porque había descubierto “ciertos manejos políticos”. Hasta en tanto no se aclararan estos asuntos el poblado seguiría sin practicante a pesar de la oferta realizada por Mariano Laliga de asumir gratis el servicio.
Sin embargo, en Cabo de Palos ya se sospechaba el motivo de tanta tardanza y la negativa a concederle la plaza a un vecino del pueblo: “había compromisos políticos”.