de 1970:
Presentado un pre-proyecto para acondicionar y urbanizar la isla del Ciervo haciéndola transitable a través de una carretera que la uniría con La Manga. Tomás Maestre llegó incluso a sugerir un cambio de nombre de la isla en una entrevista que le hicieron en Radio Juventud de Cartagena: Isla del Diablo.
En 1972 se pondría en venta por ciento sesenta y cinco millones de pesetas presentando una maqueta con la idea urbanizadora: en lo alto un edificio de apartamentos y, alrededor, restaurantes, bares…
La idea nunca llegó a realizarse ante las dudas legales que entrañaba convertir una isla en istmo con la creación de una carretera artificial.
De hecho, el 29 de enero de 1986, y ya en plena Democracia, la Consejería de Industria, Comercio y Turismo dictaminó una resolución contra la inscripción en el Registro de Denominaciones Geoturísticas de la isla como “península del Ciervo”.
La Comunidad Autónoma daba así, dieciséis años más tarde, por zanjado el debate técnico obligando a la retirada de la carretera que Tomás Maestre había construido para unir la isla con tierra firme.