de 1932
El diputado Ruiz-Funes dirige una extensa rogatoria al ministro de Marina, a través del la Mesa de la Cámara de Las Cortes, para que ponga en marcha medidas urgentes para evitar que desaparezca las pesquerías en el Mar Menor. Según este diputado el bombardeo sistemático de la isla Perdiguera, como campo de tiro por el Ejército, y el uso abusivo en la toma de agua para las salinas de La Manga está provocando la desaparición de las especies que viven allí.
“Los habitantes de los pueblos ribereños del Mar Menor, pescadores de profesión, pasan por una situación angustiosa debida a la escasez de pesca que de algún tiempo a esta parte se deja sentir.
Las causas principales de esta crisis son: de un lado las prácticas de tiro y de bombardeo aéreo llevadas a cabo por los alumnos de la Escuela de los Alcázares. Estos ejercicios suelen hacerse sobre la isla Perdiguera enclavada en medio del mar Menor y a consecuencia del enorme poder expansivo de la carga de las bombas la pesca queda diezmada en un amplio radio de acción.
Otra causa principalísima de la crisis actual la constituye un procedimiento de pesca abusivo: consiste en el empleo de las artes impropiamente llamadas morunas, que son unas redes de malla tan espesas que retienen toda clase de peces, incluso las crías más insignificantes, destrozando de este modo la pesca del porvenir.
Otra causa es la toma del agua para las balsas de las salinas de la Manga (estrecha faja de terreno que separa el mar Menor del mar Mediterráneo), y de las de Pinatar. La cantidad de cría que llevan estas mueren en estas balsas.”
Tras el análisis de la situación Ruiz-Funes propone cuatro medidas contundentes:
“Primero. Que los ejercicios de bombardeo aéreo, en lugar de efectuarse sobre alrededor de la Isla Perdiguera tengan lugar sobre la Isla Grosa, propiedad del Estado, deshabitada y enclavada en pleno Mediterráneo.
Segundo. Que se prohíba de un modo absoluto el empleo de las artes llamadas ‘Chirreteras’, Langostineras, Sardinales y demás cuyas redes sean de mallas tan estrechas como las citadas.
Tercero. Obligar a las Compañías sardineras a que eviten por todos los medios que en los canales que toman el agua para sus balsas puedan penetrar en la cría de la pesca.
Cuarto. Obligar a las Encañizadas a que permanezcan abiertas todos los años por lo menos durante los meses de febrero y marzo.”