de 1966:
El pescador de Cabo de Palos, Isidoro Laorden, encontró un lingote de plomo en las profundidades lo que obligó a un equipo de buceadores a sumergirse en el lugar señalado para averiguar si eran restos de algún naufragio.
Los historiadores determinaron su origen: un pecio romano.
“El delegado provincial de Excavaciones Arqueológicas y director del Museo de Arqueología, don Manuel Jorge Aragoneses, ha señalado que el auténtico interés del hallazgo reside, fundamentalmente, en dos puntos: ver si el barco que transportaba esos lingotes conserva su estructura y si el naufragio respetó las zonas de carga y estiva, con vistas al conocimiento de la arquitectura naval hispano-romana”.