de 1987:
Una proyectada ampliación del puerto deportivo de Cabo de Palos por parte del MOPU recibió muy pronto las críticas y la oposición de vecinos y ecologistas. Para la Administración se trataba de realizar una ampliación del puerto construyendo un dique exterior de contención de ciento ochenta metros de largo para poder ofrecer puntos de atraque a yates de gran calado, dentro del nuevo Plan de Puertos Deportivos de la Región que se estaba estudiando.
Sin embargo, unos cincuenta vecinos de La Barra presentaron un pliego de alegaciones donde se oponían a esta ampliación dado que consideraban que el espigón iba a provocar:
“a) desviación de corrientes marinas hacia la Playa de La Barra, con grave peligro para las casas existentes en ella, en caso de fuerte temporal.
b) degradación del medio ambiente marino, por vertido desde las embarcaciones: contaminación: contaminación por productos petrolíferos, etc.
c) contaminación y/o destrucción de la playa, que viene siendo utilizada tanto por los residentes como por un buen número de familias durante la amplia temporada estival.”
Por su parte los ecologistas consideraron sorprendente este proyecto de ampliación dado que su impacto…
“…es mucho mayor que el de regeneración de playas, ya que implica introducción de explosivos, modificación de los fondos marinos, construcciones a base de hormigón, diques, recubrimiento de zonas ganadas de terreno al mar, etc.”