de 1907:
Los numerosos pozos mineros presentes en toda la Sierra de la diputación de Cabo de Palos eran testigos mudos de muchos asesinatos…
“… unos mineros vieron caer un bulto en un pozo.
Con no pocos trabajos lograron sacarlo y hallaron el cadáver de un niño recién nacido que llevaba al cuello una soga de esparto sujeta por un lazo corredizo.
Avisado el Juzgado, empezó á instruir las oportunas diligencias para el descubrimiento del crimen.
La niña, según el dictamen del médico, señor Rosique, debió haber sido arrojada al pozo cinco días antes de ser extraída.
En los lugares próximos al pozo se han observado manchas de sangre.
Aún no han sido hallados los autores del infanticidio”.