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6 de enero…

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de 1919:

Extenso artículo de José Polo y Barbero cantando las excelencias de la costa murciana. Este es un extracto donde especula el autor con la posibilidad de abrir un canal en el Estacio para la entrada de buques y convertir el Mar Menor en una enorme dársena portuaria y refugio militar, a remedo de lo que ya propusiera José Navarro de Viana y Búfalo, marqués de Victoria en 1808:

“Hemos llegado al Estacio. Es medio día. Desembarcamos y mientras nos preparan el condumio, nos vamos dando un paseo a lo largo de la manga que separa los dos mares.

A la derecha del faro del Estacio hay una estrecha faja de tierra, toda arena, que medirá escasamente unos 25 o 30 metros de ancho.

Aquí –me dice el marino- podría abrirse el canal de entrada. Un canal ancho de arriba y estrecho de abajo, en forma de embudo. En la parte foránea una red metálica movible, que permita entrar el agua y no deje salir el pescado, con lo que no padecerían las encañizadas y como podría quitarse a voluntad, con separarla tendrían libre entrada los buques.

Y aquí –añadió- es facilísimo el obrar, porque no hay piedra. Mire usted, compra unos sacos de cebada, los esparce bien por la arena, trae unas cuantas gallinas y ellas solas picoteando abren el canal.

Continuamos nuestro paseo. A la vista se extiende una inmensa bahía, donde la mar es siempre calma, lisa, llana como un colosal espejo de luz.

Año 1919. Segunda propuesta de industrializar La Manga y convertirlo en una dársena portuaria (1ª parte).
Año 1919. Segunda propuesta de industrializar La Manga y convertirlo en una dársena portuaria (1ª parte).

A distancia de un kilómetro del faro del Estacio, hacia Poniente, hay unas rocas que sobresalen del mar. Son los esculls. Trazado en espigón de punta a punta queda cerrada la bahía y defendida contra toda clase de vientos y mareas la entrada que se abriese al Mar Menor.

Enfrente la Isla Grosa, allá a lo lejos en el extremo de la anchurosa bahía, Cabo de Palos. Desde la Isla a los Alcázares habrá unos 15 kilómetros. Artilladas con cañones de alcance como un nuevo Gibraltar flotante y el Cabo, queda toda la orilla oriental del Mar Menor fuera del alcance de la artillería de cualquier escuadra de bombardeo y la inmensa dársena sería un refugio magnífico, perfecto para torpederos, para submarinos, para máquinas veladores de todas las especies, y un gran puerto comercial adonde afluiría la riqueza toda de la Región Murciana.

Y he aquí, como soñando despierto… veo allá a lo lejos, hacia el rincón de los Nietos, altas, gigantes chimeneas que escriben con humo en los cielos estrofas rotundas de un himno al trabajo. Y chirrían las grúas potentes y trepidan las panzudas locomotoras sobre los raíles y van por los cables las vagonetas colmadas de cascos lúcidos que se derraman al vuelco sobre las bodegas de las grandes moles de acero que se balancean sobre las aguas tranquilas del lago gigante.”

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Redacción de La Voz de La Manga.

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