La reserva marina de Cabo de Palos-Islas Hormigas es una de las áreas de mayor diversidad subacuática de Europa, que cumple ahora 20 años, cuando por sus algas, corales, inmensa variedad de peces e, incluso, cetáceos en tránsito hacia el Atlántico le han valido el título de mejor destino de buceo del continente.
En junio de 1995 se publicó la orden ministerial que daba a esta zona, que abarca unas 1.900 hectáreas desde el faro de Cabo de Palos hasta el llamado Bajo de Fuera, la protección de reserva marina, con el objetivo de preservar e, incluso, mejorar sus espectaculares fondos.
Esos fondos rocosos, ha explicado a EFE Amelia Cánovas, oceanógrafa y buceadora experta del Centro de Interpretación de Cabo de Palos, son una cordillera submarina que llega a aflorar a la superficie formando islotes como El Hormigón o La Losa, así como peligrosas formaciones, en ocasiones a escasos 3 metros de la superficie, y paredes que bajan hasta una profundidad de unos 60 metros.
Esas escarpadas paredes de los bajos son hábitat de una inmensa cantidad de especies, desde algas y formaciones coralíferas hasta flotas de peces y moluscos, que comparten espacio con restos de antiguos barcos hundidos.
A lo largo de la historia, esta zona ha sido también escenario de varios naufragios, uno de los más importantes, el del transatlántico italiano “El Sirio” en 1906, considerado el mayor hundimiento civil del país, en el que murieron al menos unas 500 personas.
El pecio, partido en dos, reposa a unos 40 metros de profundidad en el Bajo de Fuera, donde hay al menos otros cuatro buques hundidos.
Pero no son los únicos, en la zona conocida como el Bajo de la Campana se desarrollan desde hace cinco años prospecciones arqueológicas, en las que se han hallado numerosos restos de naufragios, entre ellos, un cargamento fenicio de unos 60 colmillos de elefante, o un cañón de un antiguo jabeque.
La peligrosidad que la zona presenta para la navegación llevó a reconstruir en 1865 el imponente faro de Cabo de Palos, declarado Bien de Interés Cultural en 2002, y también de aniversario este 2015, cuando se cumplen 150 años de su edificación.
Según ha explicado Miguel Ángel García Gallego, fundador del Centro de Interpretación y uno de los más reputados buceadores del país, la idea inicial era construir el faro sobre las propias Islas Hormigas, si bien la tecnología de la época no lo permitió.
No obstante, al faro en el cabo lo acompaña otro más pequeño en la isla de El Hormigón, que fue uno de los primeros en funcionar de manera automática en España ya que, en sus primeros años, en 1869, un temporal acabó con la vida de la familia del farero que habitaba en él, al completo.
La reserva marina está ubicada, según ha indicado Cánovas, en una de las zonas de mayor biodiversidad marina del planeta, la comprendida desde el Estrecho de Gibraltar hasta la línea imaginaria que une Cabo de Palos con la ciudad africana de Orán.
En esa franja confluyen las aguas del Mediterráneo y las del Atlántico, y a las especies autóctonas del primero se suman otras en tránsito hacia el segundo.
Este vigésimo aniversario pretende llamar la atención sobre la importancia de respetar la zona (existen restricciones para la pesca, el buceo y el resto de actividades) para que continúe siendo un paraíso de la biodiversidad. EFEverde